Veinticinco relatos y un recuerdo

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Son relatos que a veces cobran la intensidad del cuento y no solo favorecido por su corta extensión, sino por los misterios que le imprime el autor, con salidas inesperadas e impensables tramas. En principio, todos los relatos se sugieren inocentes, simples memorias de un pasado casi siempre oprobioso, aunque dulce en ocasiones, son algo distante en el tiempo, pero los que tienen que ver con las redes de la dictadura son muy cercanos al dolor, al rechazo y a la resistencia de aceptación que renacen recordándonos que tenemos dignidad y que esos eventos de infausta recordación no han muerto, sino que se mantienen latentes y Luis consigue activarlos, como una buena contribución al recuerdo, para que no sean repetidos. Y si bien es cierto que una parte de ese pasado aciago al cual se refieren determinados relatos, se ha colado de manera sigilosa y suave, casi inconsciente, no es menos cierto que aunque sigue amenazando, al menos hoy no golpea así de fuerte. Me sigo refiriendo, naturalmente, a los relatos vinculados a eventos trujillistas, que de alguna manera son transversales a la mayoría de los relatos, como su contenido mismo lo era a todo el discurrir de la sociedad, más allá de su diferenciación pueblerina o citadina o urbana y rural. Cual psicoanalista experimentado, el autor induce al diálogo no solo a las personas, sino también a ciertas categorías mudas por naturaleza, como el tiempo, el espacio y el ambiente. En el relato primero, el espacio se constituye en referente y frontera, a la vez, del tiempo y sus construcciones. Tiempo, Espacio y Ambiente son actores esenciales del relato, que reconocen la ciudad y desconocen el silencio. Recorren la actualidad-cotidianidad, y en dicho recorrido reflejan identidades culturales y dibujan personajes. Definitivamente, un buen relato, donde aparecen muchas cosas, y muy a pesar de todo uno quiere escuchar más, aunque aparentemente, y en verdad, no falta nada. Su nombre simboliza el recorrido narrativo que se inicia con el libro de relatos, y reconozco que no pudo ser mejor la elección para iniciar el libro.